miércoles, 18 de abril de 2012



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Facultad de Educación




Didáctica de la Educación Artística
Profesor: Edmundo Vallejos
Ayudante: María Ignacia Gajardo




Ensayo Final
“La Importancia de la Educación Musical y de la Visión del Profesor”


Hoy en día, la educación musical está siendo dejada de lado, pues se está perdiendo el sentido y muchos han olvidado todo lo que ofrece la música al desarrollo humano: en los colegios se le suele quitar cada vez más horas a los profesores de música, para que los niños ensayen el SIMCE, para que estudien para las pruebas importantes, o en algunos casos, para organizar actividades de curso; Los mismos profesores de música sienten impotentes frente a esta situación, por lo que terminan dándole menos importancia a su propia asignatura; y los niños ven estas actitudes del colegio y los profesores frente a la música, y piensan que la hora de esta asignatura es sólo un espacio de recreo y entretención.
Esta crisis en la educación ha logrado que se pierda el verdadero sentido de este subsector, que toma como concepto la inteligencia musical, la cual influye en el desarrollo de las otras áreas de las personas, como lo son lo emocional, espiritual y corporal. Frente a esta inteligencia, se consideran dos aspectos del conocimiento musical que hay que tener en cuenta. Uno de ellos es que la música es una facultad humana y el otro, se asocia a la parte cultural de las personas.
“El aprendizaje musical a la edad temprana ha sido objeto de estudio desde las diferentes disciplinas que lo comprometen, como la pedagogía, la psicología y la música en sí misma. El ser humano, en sus distintas etapas de formación y crecimiento, puede potenciar muchas habilidades que fortalecen a otras áreas de desarrollo”. (Casas, 2001, p.1)
El conocimiento musical, es el que ayudará a que se desarrollen diversas dimensiones específicas de los niños, de manera efectiva al momento de incluir la enseñanza de la música como la motricidad, el lenguaje, la socialización, la consciencia del espacio y tiempo y la autoestima.
Frente a la situación actual y teniendo en cuenta la importancia real de la educación musical para la formación integral de los niños, todo profesor debería ser consciente de cómo actuar frente a esta asignatura y qué actitud tomar frente a su enseñanza
Una visión que se ha estado imponiendo mucho actualmente y que ha llevado a muchos a pensar en la música como algo aún menos importante, es la de Jannet Mills (1997) quien afirma que “la música es para todos los profesores. Con esto, quiero decir que el ideal sería que los niños estudiaran música con su profesor habitual y no con uno especializado” (Mills, 1997, p.). Esta perspectiva, implicaría que la música es algo fácil de enseñar.
Los profesores deberían comprender que no se pretende que los profesores de música no tengan pedagogía y sean expertos músicos, pero sí que es necesario, que quien vaya a enseñar esta asignatura a los niños, tenga no sólo herramientas pedagógicas, sino que una adecuada formación musical. No cualquier profesor puede enseñar música a sus alumnos.
Muchos métodos mundialmente reconocidos de enseñanza musical como el método Orff, Kodaly y Dalcroze, insisten en la importancia de una debida preparación musical. De hecho, cualquier profesor que quiera enseñar música utilizando estos métodos, debe estudiar y perfeccionarse en una institución especialista en cada uno de ellos.
Según Mills, esto no sería adecuado pues la pedagogía es lo más importante, pero de hecho, Karl Orff, Emile Dalcroze y Kodaly – los fundadores de los métodos mencionados – fueron, grandes revolucionarios de la educación musical y cambiaron completamente la metodología con la que ellos aprendieron. Cada uno de estos músicos fue capaz de encontrar una vía adecuada para enseñar música a los niños de manera dinámica, atractiva y útil – no basándose únicamente en contenidos teóricos.
Dalcroze, quien fue el creador de un método centrado en la educación por el movimiento, propuso que “la aplicación del método exige una preparación del profesorado (entre otras, la de improvisación al piano)” (Pascual, 2002, p. 119), es decir que es requisito que los profesores de música tengan conocimientos de improvisación musical para poder poner en práctica sus metodologías. De esta manera, un profesor sin conocimientos especializados en música, no sería capaz de trabajar la música con los niños.
Kodaly, por su lado, quien opinaba que “el valor de la educación musical, está en el ejercicio activo y la participación en las actividades musicales como contribución al desarrollo de las facultades del niño” (Pascual, 2002 p. 125). Para enseñar música, se debe partir de la canción popular, que según Kodaly, es la lengua materna del niño y además es la lengua que el niño más entiende. Para enseñar esta lengua materna, el profesor debe adaptar muchas de las canciones populares y para esto “la preparación debe ser bastante amplia tanto didácticamente como musicalmente”. (Pascual, 2002 p. 148). Este es otro ejemplo de otro gran innovador en la pedagogía musical que explica la importancia de que los profesores estén debidamente preparados con conocimientos musicales y que no cualquier profesor puede tomar esta responsabilidad.
Finalmente, el método Orff, que se fundamenta en la importancia de “trabajar con una serie de propuestas o sugerencias, a través de las cuales el niño desarrollará el sentido rítmico improvisando ritmo, sonido y movimiento”(Pascual, 2001, p.206)
Para educar musicalmente a los niños, se debe tener en cuenta que es necesario favorecer los movimientos físicos y la capacidad de adaptación, para lograr desarrollar la sensibilidad y la motricidad del niño, entre muchas otras habilidades.  En muchos de los ejercicios, es necesario que el profesor guíe la actividad tocando piano utilizando un mismo ritmo, pero improvisándolo en diferentes tiempos. Esto sería una gran dificultad para cualquier profesor no adecuadamente preparado con conocimientos musicales de interpretación e improvisación.
De esta manera, estos tres grandes innovadores en la pedagogía musical, insisten en la importancia no sólo de las herramientas pedagógicas – que ciertamente son necesarias – sino que también la indispensabilidad de conocimientos musicales especializados.
Otra actitud que debería tomar el profesor frente a la enseñanza de la música es el valorarla en toda su plenitud y con todos los beneficios que ofrece no sólo a niños sino que a todos.
El comprender la verdadera importancia de la música y todo lo que brinda, permitirá a cualquier profesor, estar preparado para tener una correcta postura frente a la enseñanza de la música.
La música, entre muchas otras cosas, puede aplicarse en cuatro grandes dimensiones de la vida de cualquier persona: estética y expresiva, cultural y en relación a la persona y sociedad, terapéutica y profesional y extraescolar.
Estas últimas dos dimensiones, son relativamente nuevas. Antiguamente, la música era parte integral de todas las culturas y su utilidad principal era estética y expresiva. Pero en la actualidad, se le ha podido dar distintas funciones en cuanto a la salud de las personas. La musicoterapia ha contribuido enormemente a niños – y adultos – que sufren de trastornos emocionales, problemas motores, perceptivos e incluso mentales. Por otro lado, la música puede servir a personas perfectamente sanas pues es un gran renovador de ánimos; la música, indiscutiblemente, permite a las personas liberar las tensiones y frustraciones que da la vida cotidiana.
En este sentido, es correcto decir que la música no es sólo para quienes quieran ser músicos, sino que también sirve como “actitud paravocacional, en la que pueden participar personas de todas las edades”. (Garretson, 1980, p.6)
En conclusión, hay dos grandes actitudes que los profesores deberían adoptar frente a la enseñanza de la música: no cualquiera puede enseñarla pues se requiere de una adecuada preparación para lograr el máximo potencial en el desarrollo de los niños y aprovechar los beneficios de la música; es indispensable que el profesor sea completamente consciente de la importancia de la música no sólo en el colegio, sino que en todas los aspectos de la vida – espiritual, corporal, profesional, estético, expresivo, de la salud, etc. – .
Tomando la gran importancia y todo lo que ofrece la música, hay que darse cuenta de que todos los niños deberían tener la posibilidad de tener acceso a una educación musical integral, pues le será útil durante toda su vida, tanto como las matemáticas, el lenguaje y todo los subsectores de aprendizaje. Es por esto, que la música no puede estar destinada sólo a un grupo selecto de niños a los que se les adjudiquen ciertas capacidades innatas, ya que se caería en lo que Casas (2001) denomina el mito del talento. Se debe derribar la idea de que lo único que importa es el talento innato de los niños. De hecho, está comprobado que un niño, sin capacidades musicales sobresalientes, puede llegar a ser un excelente músico tanto como un niño que sí las tiene, pues mucho depende de el entorno, de la práctica y de la preparación, por lo que son estos tres elementos – entorno, práctica y preparación –, los que se le deben ofrecer a los niños sin tener el derecho uno como profesor, quien puede tener o no acceso a una buena educación musical.
“La habilidad musical se desarrolla a partir de un conjunto de características básicas heredadas que son comunes a la gran mayoría de la población. Pero requiere de un adecuado estímulo, orientación y trabajo permanente”. (Casas, 2001, p.12).




Referencia Bibliográfica
-          Casas, V (2001) ¿Por qué los niños deben aprender música?
-          Garretson, L. (1980) La música en el plan de estudios de la escuela moderna
-          Mills, J (1997) Los profesores de Enseñanza básica y la música. En J.Mills La música en la enseñanza básica
-          Pascual, P (2002) El método Dalcroze. En P.Pascual Didáctica de la música para primaria (99-119)
-          Pascual, P (2002) El método Kodály. En P.Pascual Didáctica de la música para primaria (122-149)
-          Pascual, P (2002) El método Orff. En P.Pascual Didáctica de la música para primaria (203-228)

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